La industria textil generó 20 millones de toneladas de residuos plásticos en 2019, representando el 10% del desperdicio global de este material, además de consumir 79.000 millones de metros cúbicos de agua anuales. También fue responsable del 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2018.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), destaca que la adopción de políticas de economía circular y estrategias de Responsabilidad Ampliada del Productor podría detener el impacto medioambiental del rubro. Sin embargo, estas medidas, ya aplicadas con éxito en el reciclaje de otros materiales, aún no han sido implementadas a nivel global en la industria textil.

Medidas complementarias

Francia es líder en la aplicación de estas políticas, reutilizando el 60% de los residuos textiles en 2019, muy por encima del promedio europeo del 8%. Países Bajos también ha adoptado estas estrategias, mientras que Letonia, Hungría y California están comenzando.

Además de fomentar el reciclaje, la OCDE apunta que es vital implementar medidas complementarias como el diseño de prendas sostenibles y la reducción del uso de productos químicos dañinos. El mandato de recogida de residuos textiles para 2025, iniciativa de la Unión Europea, podría acelerar la adopción de estas políticas en los países que la integran.

La expansión de las fibras sintéticas ha abaratado la producción textil, este hecho ha convertido al sector en un gran contaminante. Solo un enfoque integral permitirá atenuar el impacto ambiental de una industria en constante crecimiento.

El caso chileno

De acuerdo a datos de la CEPAL, de las 50 mil toneladas de ropa que se importan por año a Chile, 60% se terminan desechando. 

Es necesario recordar la existencia del mega vertedero de casi 40 mil toneladas de ropa que se podía ver desde el espacio, el cual fue visibilizado por decenas de medios de comunicación alrededor del mundo, provocando impactantes reacciones, para luego ser quemado y tapado con arena en junio de 2023.

De acuerdo a cifras del Ministerio de Medio Ambiente, Chile es el país de Latinoamérica que consume más ropa por persona. Los últimos 20 años revelan que las compras han aumentado un 233%, pasando de 15 prendas en promedio en 2007 a 50 en 2021.

Adicionalmente, el denominado “ultra fast fashion” propiciado por empresas como Temu y Shein, se caracteriza por producir y lanzar productos velozmente, fomentando la compra compulsiva y la acumulación de prendas.

¿Estamos preparados para actuar conscientemente y disminuir nuestros altos niveles de consumo de ropa? ¿Será el reciclaje y la reutilización la única alternativa viable?